jueves, 21 de noviembre de 2013

Nosotros, nosotros, nosotros...



     
      Demasiado a menudo nos encontramos en situaciones, relaciones, diálogos, encuentros, desencuentros que gestionamos focalizando nuestras fuerzas en lo que nosotros necesitamos, en lo que nosotros sentimos, en cómo nosotros afrontamos dichas situaciones, cómo y cuándo nos comunicamos nosotros y si la persona que a la que dirigimos esa atención no nos corresponde en la forma, medida, lugar y tiempo que lo haríamos nosotros, o que nos gustaría que hiciera, la desdeñamos, minusvaloramos.  Parece como si los demás hubieran venido al mundo a satisfacer carencias, expectativas…

      ¿Por qué? ¿Por qué no somos capaces a priori de partir de la base de que cada cual es distinto, cada quien tiene sus tiempos, sus medios y sus formas de expresarse? ¿Por qué hacemos depender de otro nuestro propio bienestar?


Mirémonos un poco menos el ombligo y un poco más a los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario